lunes, 13 de junio de 2011

Del Crack al Boom, en un bang!

CRACK
Hace menos de un año, en la primera edición de CrackBangBoom!, la convención de historietas de Rosario, el sector de fanzines fue una muy solitaria isla en un mar de gente que pobló todos los espacios que la convención ofreció para difundir la historieta. En el galpón 11, los historietistas independientes compartían espacio con algunos stands comerciales, con los clásicos y bienvenidos clubes de fans, y con un escenario donde tocaban bandas de música de Animé y se efectuaba el concurso de Cosplay. La combinación entre el alto volúmen proveniente del escenario, una disposición de stands que no ayudaba y una no muy ajustada señalización del espacio hizo que la afluencia de gente no fuera la que sí había en el resto de las sedes, y que la gente que sí entraba al galpón 11, se encaminara directamente al escenario.
Este contexto se hizo adverso para el desempeño de todos los stands del lugar. No habiendo pagado por el espacio, los editores independientes/fanzineros tenemos cierta veda a la protesta. El propio Max King recibió reproches por ironizar sobre su muy mala performance en CBB 2010 en comparación con lo que pasaba en el fenecido Leyendas.
Habiendo logrado el espacio en la nueva edición, la expectativa, por qué negarlo, era baja, pero para intentar revertir la mala experiencia, esta vez se armaron algunas ofertas para mejorar un poco la cantidad de ejemplares vendidos.
Con tres PACK de ejemplares a precios promocionales, más una oferta especial por la compra conjunta de los números 3 y 4, más un muy jugoso precio por la colección "completa" (un atado con todos los números disponibles en stock, o sea, del 2 al 15), Max King Comics! se dirigía al evento con la siempre firme esperanza de que algo de lo que el año pasado no funcionó, esta vez funcionara mejor.
BANG
En los días previos, la idea que circulaba sobre el sector fanzines era que se lo iba a ubicar en una carpa, en vez de en el Galpón 11. Para quienes pensábamos que las bandas tocando en el galpón 11 (los viernes en conciertos aparte del evento, el fin de semana con bandas de animé y ya parte del evento) confundían a la gente no habitué del animé y evitaban que entraran al lugar, la noticia era un alivio, pero al llegar a Rosario nos enteramos que el galpón 11 sería el destino de los fanzines otra vez.
No obstante, grande y grata fue la sorpresa cuando, al entrar en el galpón, la disposición de los stands era muy diferente, con todos los espacios dispuestos en cuadrado, con un amplio lugar en el medio, con pufs para sentarse a leer, un parlante que pasaba música a volumen muy moderado, muy bien iluminado y, vaya buena nueva, sin el escenario y sus estridencias.
Un espacio de acceso gratuito, relajado, calmo, en el que se podía recorrer tranquilamente, hablar con la gente sin gritar, en el que se podía traer a los chicos. ¡Era tan sencillo de hacer y no teníamos idea! Como atractivo extra, pusieron una lona que funcionaba de pantalla verde, para sacarse fotos, ideal para los cosplayers, propios de todos los eventos de este tipo. Lo que antes era una isla de soledad en un mar de gente, quedaba ahora plenamente integrado al resto del evento.
Y el público respondió a estos cambios ingresando en cantidad y en calidad. No solamente mucha gente, sino gente de todas las edades, con muchas ganas de ver y conocer historietas, un público tal cual como pretende la organización de CrackBangBoom, cuya idea es traer de vuelta al público general de la historieta, ese que se encuentra más allá de los altos muros del ghetto freak comiquero, aquel que supo ser el público de la historieta en la edad dorada: la familia a pleno.
BOOM!
Esta vez hubo espacio para todos los fanzines y Clubes de Fans. Cada participante dispuso de su espacio, sin tener que compartir la mesa, que además esta vez era mucho más amplia, y venía ya vestida con distinguidas y sobrias telas negras. Muy bien iluminados, los stands que los fanzineros tuvimos en CBB2011 no tienen parangón alguno con ningún espacio que se nos haya dado en ningún evento de los grandes en el que hayamos estado. Y en el caso de Max King Comics!, el único espacio más lujoso que éste en el que estuvimos fue el stand que, junto a todos los miembros de la AHI Buenos Aires, compartimos en Fantabaires 1999, ocasión en la cual el espacio estaba alfombrado (pero que compartíamos con una veintena de publicaciones y que, además, abonamos vaquita mediante entre todos los miembros de la Asociación).
Así las cosas, Max King montó su parafernalia habitual en el lugar elegido y se ubicó al lado del grupo de Luis Roldán (a.k.a. Lubrio, dibujante de Zoila Zombie, 4M2 y Una pequeña Variable), grupo más que amable.
¿Los elementos? Los habituales, ubicados esta vez en un espacio más que amplio: La batea, los muñecos de Argentineman y Chanchman, los ejemplares embolsados con el viejo logo de muestra, el logo en relieve en la cabecera, con el isotipo nuevo aún en blanco y negro, las muchas láminas en las paredes y el museo itinerante de objetos superheróicos.
Todo listo y dispuesto para pasar una tarde de sábado agradable y esperando al menos superar el breve número de ejemplares vendidos el año pasado.
A medida que la tarde pasaba, llegó un punto en el que aquel ingrato número quedó atrás. La gente recorría los distintos stands, los chicos más chicos venían atraídos por los siempre rendidores muñecos, y los chicos más grandes, atraídos por el museo de objetos superheróicos. El comentario que se empezaba a oir en la gente que pasaba, era "parece divertido". Y esa gente no solamente incluye a la gente menuda, sino también a los más grandes. Max tuvo más que suficiente tiempo, y más que suficiente calma (gracias a que no estaba el escenario y su sonora música) para dialogar con los paseantes, informarles de los precios y las ofertas, e intercambiar halagos y abrazos con colegas y amigos.
Sin ser la jornada más concurrida, al finalizar el sábado, Max King Comics! había duplicado la cifra ominosa de la edición pasada. Ya con eso el bueno de King se daba por satisfecho, y lo que viniera luego, sería pura yapa.
Pero el domingo deparaba una verdadera sorpresa, y la yapa que esperaba Max sería en realidad el plato principal.
La afluencia de público el domingo se multiplicó. Grandes, chicos, familias enteras pasaron por el Galpón 11 para ver los stands, las cosas locas, las cosas divertidas, y, caiganse de pompas, para comprar más ejemplares de las revistas adquiridas el día anterior.
No es extraño para nosotros tener lectores que vuelven por más. En los doce años que llevamos con el Fanzine, podemos decir que son varios los lectores que con gratitud y alegría nos vuelven a elegir. Lo novedoso fue que la vuelta fuera en el mismo evento.
Y así, entre primerizos, reincidentes inmediatos y unos cuantos "yo te compré un número tal hace unos años en aquel evento", lo que ayer era un CRACK quebrado y doloroso, en lo que dura un BANG se convirtió en un extraordinario BOOM de 74 ejemplares, record absoluto e insuperable.
Quienes piensen que detrás de los festejos de las ventas se ubica el afan de lucro, que recuerden que con la plata recaudada no nos alcanzaba siquiera para pagar los pasajes de micro, menos aún para pagar el alojamiento, o la comida, o el traslado de la terminal al hotel.
El festejo es saber que nuevos y viejos lectores disponen de 74 nuevas razones para disfrutar de Max King Comics!, El Fanzine de Superhéroes Más Cómico del País.


Manuel Feobarrito